lunes, 15 de febrero de 2010

SIDI MOHAMED BEN ABDELLAH Y EL ASEDIO DE MELILLA (continuación)



Día 16 de febrero de 1775
Anoche, algunos moros se habían infiltrado en el fuerte Santa Bárbara e intentaron iniciar el fuego en su interior, salvo que la vigilancia del fuerte sospechó de sus tentativas y descargaron sobre ellos sus armas matando a los que se encontraban allí; después se aproximaron con sus antorchas para retirar a los supervivientes.
Por otra parte, supimos del esfuerzo realizado en la excavación de cuevas en el cerro de Horcas que se encuentra situado detrás de la posición de Ataque Seco. Durante un día estuvo detenido el bombardeo enemigo, pero la fortaleza recibió durante la noche 40 cañonazos. La fortaleza contestó mas tranquila en el día de ayer con un bombardeo y prosiguió con entusiasmo los trabajos. (93)
(93).- Miranda, este día observó que los moros dispararon a los españoles con envoltorios de papel de la misma forma que las granadas que se arrojaban sobre la fortaleza.
Una carta de Orán recordó que el Sultán paga a los universitarios con billetes españoles equivalentes a tres monedas de bronce. Según el informante que vino con el espía Sanusí.
Señor: Se les envía a sus señorías el diario de los sucesos del asedio desde el día 11 hasta el día de ayer y, en él se le expone que la marcha de los enemigos sobre la fortaleza no dio resultado, y que durante los días que siguen se ha detenido el persistente bombardeo tanto de cañones como de morteros.
Melilla, 16 febrero 1775
Juan Caballero
Día 17
Los moros pusieron en funcionamiento la batería que construyeron el día 13 y colocaron dentro de ella un cañón de 12 pulgadas y bombardearon las indecisas lanchas que iban y venían por la costa. Se observó que 50 camellos se dirigían al interior del campamento moro cargados con bombas; asimismo, ellos continuaron los trabajos en las trincheras señaladas ayer.
El número de granadas arrojadas sobre nosotros fueron 85 y los disparos de cañón 80; a todo esto la fortaleza respondió con equilibrio adoptando con todo entusiasmo las medidas de precaución. (94)
(94).- El enemigo durante este día comenzó a excavar en algunas depresiones dentro de la zona de penetración de nuestra artillería para resguardarse del fuerte viento. También levantaron, en la parte más alta de Puntilla, una batería formada por dos o tres piezas de artillería con objeto de obstaculizar los trabajos de la elevación de las cargas de las embarcaciones.
Día 18
El enemigo lanzó 25 granadas y 16 disparos de artillería continuando la fortaleza todos los trabajos con entusiasmo. (95)
Por la noche entró en la fortaleza un espía el cual informó que los moros estaban preparando el ataque sobre nosotros para el día siguiente, por el camino del fuerte Santa Lucía y por este motivo se adoptaron varios preparativos no solamente en relación con los túneles sino con el resto de las posiciones vecinas que exigen interés; sin embargo, aquella preocupación prevaleció también para el resto de dos fuertes exteriores y hasta para las posiciones que rodean a la fortaleza.
(95).- Miranda añadió: algunos moros se infiltraron una noche por la rampa del fuerte Victoria, por la parte denominada hospital militar ( en la actualidad su situación está en el parque Lobera sobre la falda oeste del cerro del fondeadero) y dominaron el encendido del fuego en la valla del camino del lugar elevado sobre el fuerte San Fernando.
Día 19
La pasada noche obligados por una situación de emergencia tomamos las precauciones mencionadas, sin que sobre la Plaza enemiga observásemos ningún movimiento excitante.
A las dos de la mañana de este día se levantó un impetuoso y violento viento acompañado de lluvia que obligó a algunas embarcaciones que se encontraban de patrulla a abandonar la misma. Debido a la agitación del mar y a la duración del mal tiempo cuatro barcos fueron arrojados sobre la costa, dos de ellos arrojaron la mayor parte de su carga al agua, estas llegaron a nuestra pequeña playa que está situada entre el espigón y la Puerta de la marina, (96) en cuanto al resto de las embarcaciones dos de ellas se hundieron en la mar; una en la costa de Puntilla y la otra -que se encontraba vacía y preparada para volver a España- se la llevaron las olas a las costas moras, situándola frente a sus antiguas baterías que se encontraban en la desembocadura del río; entonces recurrimos a su hundimiento por medio de disparos de artillería que acabaron con éxito su destrucción.
El enemigo se dio prisa en salvar lo que se pudiera de ella pero nuestro fuego acabó matando, aproximadamente, a 26 de ellos de acuerdo con el testimonio de los puestos de observación. Al amanecer se presentaron dos informantes que dieron testimonio de que a medianoche se encontraban cerca del baluarte de San Miguel, aunque uno de ellos al aproximarse a la retaguardia hubo un mal entendido y fue víctima de los disparos efectuados desde el baluarte y lo hirieron gravemente efectuándose su traslado al hospital.
Uno de los espías informó que los enemigos estaban preocupados en organizar uno de los túneles situados en Puntilla y que no pensaron que el tiempo estuviera estable para poder realizar el proyecto, el otro dijo que se prepararon para el ataque contra nosotros en dirección al baluarte Santa Lucía afirmando que esto acabará por ocurrir.
Esta noche regresó el mismo informante de ayer, a la fortaleza, repitiendo la misma información y, añadió que la iniciación del ataque estaba pendiente del regreso del general Aomar que se había ido a su casa con la misión de llevar a uno de los hijos de su hermano que había resultado con heridas graves.
El bombardeo enemigo alcanzó a 16 granadas ya un disparo de artillería, la fortaleza respondió con un fuerte bombardeo, continuando después con los trabajos y el resto de los preparativos. (97)
(96).- Según Miranda se esperaba la llegada a la costa de unos 2000 moros.
(97).- El informante Aomar, comunicó que la embarcación, de la cual no informó caballero, esparció su ganado por la costa de Quebdana y que fue recogido por los habitantes de esta costa, y no sólo comunicó eso sino todo lo que sucedió en la cámara de la pequeña embarcación fondeada en Chafarinas (islas Quebdana).

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