EL OPTIMISMO DEL ALTO COMISARIO Y DEL GENERAL SILVESTRE.
El día 7 de abril de 1921, el periódico "El Telegrama del Rif" informó en sus páginas que el ejército español llegaría próximamente a la bahía de Alhucemas, y a las cabilas rifeñas que están preparadas para un acuerdo amistoso con España y que especialmente, el alto comisario español el general Berenguer -Dámaso Berenguer Fusté-, se dirigió a Beni Said, Ben Tieb y Buymeyan donde fue bien acogido por parte de las personalidades y de algunos líderes de Beni Urriaguel y desde la bahía de Alhucemas regresó a Tetuán muy optimista, y que la operación del general Silvestre sería realizada con la menor pérdida; entonces el ministro de la guerra, Eza -Luís de Marichalar y Monreal, vizconde de Eza,
que era ministro de la guerra en el gobierno de Dato- se tranquiliza y explota en una alegría desbordante diciendo que Silvestre tenía derecho a una recompensa por su trabajo.
(El 6 de abril, Berenguer visita Anual. Silvestre en Orden General del Ejército, es felicitado junto a sus tropas por Berenguer al tiempo que le dice que "espera volver a felicitarlo en Alhucemas".
El Alto comisario Berenguer es una víctima de un engaño a causa de una cálida acogida considerando siempre una victoria ciega no viendo la humilde realidad y las circunstancias que rodean a aquella zona; y que las cabilas no habían sido derrotadas jamás frente a cualquier ataque extranjero, pero el general Silvestre desmanteló, especialmente, las zonas de Beni Said y Beni Ulixek en las cuales muchos de sus hombres vivían pobremente y sin agua para sus campos, por lo cual se vieron obligados a marchar a Argelia en busca de trabajo, no permaneciendo en estas dos zonas hombres capacitados para la lucha en las filas rifeñas; esto indica que al "atacar" Silvestre a estas zonas se introdujo la indignación en estas cabilas, debido también a la confiscación de su poco ganado, y sin pensar en su buen trato: sino al contrario amenazándoles de muerte, todas estas causas les empujaron a la batalla.
La correspondencia del general Berenguer -optimista- con el coronel Gabriel de Morales, jefe de la policía indígena de Melilla y anterior jefe de Mohamed ben Abdelkrim en la administración de Asuntos Indígenas, hace que se dirija a Beni Urriaguel en un esfuerzo para un acuerdo amistoso con ellos, con el objetivo de obtener una deslumbrante victoria; después pidieron ayuda a Horacio Echevarrieta Mauri, empresario vasco que estaba relacionado con Mohamed ben Abdelkrim en negocios de la minería, para que le entregara a éste la cantidad de 7 millones de dólares, por medio de su hombre de confianza Antonio Got; además de armas nuevas y toda clase de municiones que procedían de la resistencia de Francia, ante la tolerancia de España que quería ocupar militarmente la bahía de Alhucemas.
Este interés que no tenía el líder, no completó ningún acuerdo con él, sino que dio la orden de que se terminara con la hipótesis de la indemnización a cada uno de los que negocien con los españoles en esta dirección, anunciando a los españoles que no cruzaran el río Amekran y ya que se encuentran en Beni Tuzin y Tensaman, se les cerrará el paso y que lucharán con todas sus fuerzas militares, cosa esta que provocó las iras del general Silvestre, diciendo:
"No consideraré estas graves amenazas por parte del insignificante líder rifeño, pero merece un castigo por eso".
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