martes, 22 de noviembre de 2011



Las plumas grandes del cuerpo son, igualmente,protectoras. Por el contrario, las grandes plumas de las alas, las remeras, y las de la cola timoneras, tienen una función locomotriz, son instrumentos de vuelo, propulsores los primeros y directores los segundos.


A veces, la cabeza se adorna con mechones de plumas de aspectos extraños: cacos, moños que pueden caer sobre la frente, crestas que pueden extenderse sobre el dorso y la nuca hasta una longitud extraordinaria. Otras veces son los bigotes los que enmarcan la inserción del pico o las barbas, cayendo sobre el cuello hasta alcanzar el vientre.


Los colores provienen de fenómenos pigmentarios o estructurales. Los pigmentarios, revelan, a veces, un mecanismo excretor singular, por el que las aves eliminan desechos tóxicos. Los colores


extructurales son fugaces y movibles; dependiendo de la clase de luz, de su intensidad y ángulo de incidencia sobre las bárbulas.


Cuando ambos mecanismos colaboran, dan conjuntos cromáticos de gran variedad y riqueza, como en el caso de los psitácidos.


Bajo la piel, el sistema muscular, muy variable con las costumbres -cazadoras, corredoras, saltadoras- del animal, se apoya en un esqueleto notable por la perfección de su trabazón. Las vertebras se agrandan y sueldan entre ellas para acrecentar al máximo la resistencia de la capa toráxica sin variar el peso. Esta verdadera "Caja" queda así compuesta de dos partes una laterodorsal, y lateroventral la otra. La cintura escapular es muy robusta, basta poder soportar el esfuerzo de las poderosas alas. El esternón cubre toda la pared ventral y lleva en el plano de simetría balateral una lámina vertical: la quilla; huesos fuertes y cortos, el coracoides y las clavículas, soldados, forman la fúrcula u horquilla y complementan este armazón, al que los omóplatos dan una estrecha solidez.


La estructura de un ala puede homologarse fácilmente a las extremidades típicas de los vertebrados superiores, con los segmentos brazo, antebrazo- mano , terminada ésta en tres dedos. Todas estas partes varían mucho en proporciones de unas a otras especies. La forma externa del ala se debe al número y disposición de las plumas: redonda, aguda, corta o al contrario muy larga.


Si vemos a las grandes aves voladoras, albatros, rapaces diurnas, poseen vastas superficies alares. El vuelo lo hacen elegante y fácil. Pero las alas más pequeñas no tienen posibilidades limitadas, pues los colibríes de alas diminutas las mueven tan aprisa que producen vibraciones imperceptibles. Ya hablé en un anterior trabajo referente al colibrí sobre el mecanismo del que se valen para realizar estas evoluciones aéreas.


Los miembros posteriores o patas soportan el cuerpo en un verdadero sistema de contrapeso, quedando los fémures casi horizontales para equilibrar la posición avanzada de cuello y cabeza.


Las patas son frecuentemente largas, y precede a un segmento de longitud anormal: el tarso, soldado al metatarso. Las aves se encuentran, descansando sobre sus dedos, en número de cuatro, por lo general:dos delante y dos detrás en las trepadoras, tres delante y uno detrás -a veces reducido- en las correderas y arborícolas.


Algunas especies tienen los dedos muy largos, esto les facilita la marcha sobre lodazales o plantas flotantes. Cuando se unen por una membrana, su eficacia es mayor- ánsares y pelícanos-, o sencillamente ensanchados por una membrana, aunque se mantienen libres -fochas, somormujos-, convirtiéndose en una pala nadadora.


El sistema respiratorio marca un progreso frente a los reptiles, estando formado por dos pulmones esponjosos, muy eficaces, que permiten el intercambio gaseoso mediante una gran superficie, estando en relación con los sacos aéreos (son bolsas membranosas internas del cuerpo de las aves, en número de nueve, que están en comunicación con los pulmones y los huesos neumatizados) y la cavidad central de los huesos largos. De esta forma las aves reservan el aire para emplearlo durante el vuelo, cuando el esfuerzo y la tensión de los músculos toráxicos les impidan los movimientos respiratorios normales para que los pulmones se llenen por completo. Por un sistema sanguíneo, ampliamente ramificado, la sangre oxigenada se reparte al organismo, regresando por último al corazón.


El tubo digestivo comienza en la boca, guarnecida por un pico corneo. Una lengua carnosa conduce al esófago los alimentos después al buche -lugar donde se realiza una somera digestión enigmática-,a un estómago glandular -donde sufren un ataque energético- y, por último, a una molleja donde las fuertes paredes musculares, ayudadas por pequeñas piedrecillas ingeridas con este fin, vienen a desmenuzar los alimentos más resistentes, como las semillas. Este órgano falta en las rapaces ya que son carniceras.


Finalmente voy a referirme al sistema nervioso, éste presenta un cerebro casi liso, pero el cerebelo, con pliegues y circunvalaciones, atestiguan la facilidad y riqueza de los movimientos que diferencian netamente a las aves de los reptiles.


El oído es muy perfecto, existiendo el conducto externo, pero careciendo de pabellón auditivo, si exceptuamos los Strigidaes (Buhos), que muchas especies presentan penachos auriculares (orejas).


Esta exposición sobre las aves , no es muy científica, pero puede servir a algunos aficionados que ignoren este tema.


El ave no es sólo colorido y belleza también tiene un interior muy interesante, que me he atrevido modestamente a exponer. Final

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