Es la garza europea de mayor tamaño, noventa centímetros de longitud, una envergadura de ciento setenta centímetros y un peso entre kilo y medio y dos kilogramos.
El plumaje tiene diferentes tonos de gris, en los ejemplares adultos desde el blanco hasta el negro. Gris por arriba, la cabeza y el cuello de color blanco, las partes inferiores blanco y grisáceas. Unas plumas negras delgadas forman una línea a lo largo de los lados del píleo y descienden por el cuello posterior; una línea de listas negras bajo el centro del cuello y el pecho; el pico es amarillo y las patas pardas.
El vuelo batido es pesado y con el cuello encogido. Se encuentran activas tanto de día como de noche, hasta bien entrado crepúsculo.
la garza real es un ave que tiene una gran capacidad de adaptación. Únicamente necesita aguas ricas en peces, tanto en riachuelos como en la costa, sean aguas soemras, saladas o dulces, incluyendo marjales, ríos, lagos, embalses y prados húmedos.
Es la garza más común y familiar de Europa, la vemos descansando inmóvil con la cabeza encogida en los hombros, o pescando en los bajíos con el cuello extendido y, observando con atención el agua situada a nivel inferior. También consume roedores, y otros micromamíferos, aves jóvenes, pequeñas serpientes, moluscos e insectos. Precisa medio kilogramo de alimento animal diariamente.
La garza real es un migrador parcial; aparece en sus territorios de cría antes de la desaparición de las últimas nieves, en las áreas nórdicas y se marcha cuando finaliza la reproducción.
Cría desde Escandinavia, Gran Bretaña e Irlanda, en España es local.
Nidifica en general en árboles cerca del agua, suele criar en colonias; los nidos pueden estar muy próximos, entre sí, con una gran mayoría de nidos en un solo árbol; este nido es una plataforma de ramitas con una pequeña depresión en el centro, cuando se reutilizan en temporadas sucesivas pueden llegar a ser muy voluminosos. En él deposita la hembra de tres cinco huevos de color verdoso pálido, lisos pero no brillantes.
Los padres alimentan a los polluelos durante unos sesenta días en el nido.
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