jueves, 22 de abril de 2010

PINGÜINO DE ADELIA (Pygoscelis adeliae)




El hombre ignoró durante bastante tiempo las regiones polares. Durante muchos siglos no tuvo interés en cruzar el inquietante muro de las brumas nórdicas, intuía y probablemente sospechaba que después de ese muro existiría un mundo extraño, dominado por el frío y las nieblas, en el que vivirían algunos animales de extrañas costumbres.


En el curso del siglo XIX, intrépidos pioneros alcanzaron los territorios árticos (Roberto Peary) y antárticos (Roald Amundsen); destruyendo de golpe leyendas milenarias y abriendo a la ciencia nuevas perspectivas.

Pero refiriéndome a la fauna de estos territorios, éstas apenas sufre la ausencia de vegetación, imprescindible en otros biotopos para la vida de las aves, ya que se han aclimatado, con sorprendente eficacia, a las condiciones térmicas más rigurosas de nuestro planeta; sin embargo, menos rica y variada que la de otros biotopos marinos, la fauna de los mares helados no deben ser nunca desestimada.
Ciñéndome a la fauna ornitológica me voy a referir a uno de los miembros de esta fauna que abarca al orden esfenisciformes, familia esfeniscidos.
Los esfenisciformes o pájaros bobo también conocidos por pingüinos se encuentran únicamente en el hemirferio sur, donde se crían y se extienden desde el continente antártico a través de todas las islas subantárticas que están situadas desde cabo de Hornos hasta Nueva Zelanda, costas sureñas de Sudamérica, Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda. Solamente el pájaro bobo Emperador y el de Adelia, motivo de este artículo, crían en el mismo continente polar del sur.
Los pájaros bobos independientemente de los periodos de cría y muda -que efectúan en sus lugares de anidamiento- pasan todo su tiempo en la mar; no son aves que suelan verse en las rutas marinas, al menos yo no las he visto.
Esta aves viajan a grandes velocidades por debajo del agua y para ello usan sus "paletas2 y sus pies extendidos hacia atrás como timones; cuando van en superficie lo hacen muy hundidos en el agua, por ello no son fáciles de identificar, excepto si hay ocasión de verlos de cerca identificando la forma de su cabeza, cuello y pico. El pájaro d¡bobo de adelia -Pygoscelis adeliae- tiene una longitud de setenta y seis centímetros, la parte superior de la cabeza, mejillas y garganta son de color negro, que se extiende hasta un punto situado en el cuello anterior, sus párpados son blancos; las partes superiores son de color azulado y las inferiores conspicuamente blancas. Su pico es de color rojo ladrillo, las patas blancas rosada y la cola algo larga.
Tiene una postura erecta, y un caminar anadeando, es decir, que andan como ánades, moviendo las "caderas"; frecuentemente le gusta deslizarse por la nieve sobre su pecho. La hembra deposita de dos a tres huevos en el nido que ha construido el macho, y los incuba durante treinta y seis días alternándose con el macho pasado unos quince días de incubación. Se alimenta exclusivamente de peces.

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