Al estar inmersos, en general, en la época de la reproducción de las aves, y en particular de canarios e híbridos, uno de los grandes problemas que acechan terriblemente en este tiempo es la desagradable aparición de los ácaros, que si durante todo el año existen, es ahora cuando alcanzan su mayor apogeo.
Algunos aficionados me han sugerido la conveniencia de que hable sobre estos temidos visitantes.
Las aves son animales de sangre caliente; tienen, aproximadamente, igual temperatura en el cuerpo en verano e invierno, si hay sol como si llueve, durante el día y la noche; esta estabilidad de calor hace que su metabolismo y capacidades físicas sean independientes de las oscilaciones de la temperatura exterior. Todo esto se lo debe el ave a una adaptación especial que impide que se escape el calor del cuerpo: las plumas.
Las plumas, constituyen el revestimiento externo del ave cumpliendo distintas finalidades; con ser este un tema muy interesante no quiero variar el objeto de este artículo.Los ectoparásitos.
Recuerdo lo que de estos ácaros decía mi admirado Robert F. Stroud, en el año 1939.
A él le debo mucho de mis modestos conocimientos sobre las enfermedades de los pájaros.
" No tengo idea de cuántas clases de ácaros infestan a las aves. Algunos atacan las plumas, algunos atacan la piel, otros invaden los sacos aéreos, otros irrumpen en los tejidos conjuntivos, otros perforan bajo las escamas de los pies, y algunos chupan la sangre de su huésped".
Hoy día conocemos con exactitud la vida y las andanzas de cada uno de aquellos desconocidos ácaros a los cuales Stroud tenía que combatir, sin medios, en su celda de la prisión de Alcatraz. Los ectoparásitos del canario en su mayoría son artrópodos, y por tanto son parásitos que viven fuera del organismo y que su alimentación está en el mismo, bien a base de sangre del animal o simplemente de productos de descamación epitelial, como pueden ser las plumas, plumón o las sustancias grasas de la piel.
Los ectoparásitos del canario más importantes son: el piojillo o ácaro rojo; éste es el verdadero azote succionador del sangre del ave parasitada; no estoy de acuerdo, como he leído en algunos apuntes, que exista un ácaro gris o blanco que vive en el ave y no la ataca, tengo la impresión de que se trata de cambios de color del mismo parásito, de acuerdo al grado de repleción de su aparato digestivo. Vulgarmente podíamos decir, pasar de estar en ayunas a portar en su abdomen los pigmentos hemáticos. Estos individuos son muy resistentes y pueden mantenerse vivos durante más de cinco meses sin recibir alimentación. Otros ácaros son el del cañón de las plumas, de las bárbulas, del plumón, de los sacos aéreos y subcutáneos y arador de la sarna.
He dejado para el final al piojo de los pájaros pertenecientes al grupo de los melófagos, el desconocimiento hace que se le confunda con el ácaro rojo anteriormente señalado. Este piojo del cual parece ser existen más de cuarenta especies diferentes junto con el ácaro rojo constituyen los hematófagos, es decir, que se alimentan de sangre, y son el mayor azote que tenemos los canaricultores a los cuales hay que combatir sin tregua con los buenos productos que existen hoy día en todas las pajarerías. Si observamos a nuestros amigos alados y realizamos con constancia todo lo necesario para erradicar a estos enemigos de nuestros amigos alados, lo conseguiremos.
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