martes, 29 de enero de 2013



A ti lector, que sin duda amas a las aves y te interesas por ellas -como lo demuestras al visitar este blog- quiero recordarte los versos de Rafael Alberti:

Leñador, 
no tales el pino, 
que un hogar
hay dormido
en su copa.
Señora abubilla,
señor gorrión,
hermana calandria, 
sobrina del ruiseñor.
Ave sin cola, 
martín pescador,
parado y triste alcavarán;
¡ A volar,
pajaritos, 
al mar!.

Todo ser humano que quiere a los animales, no puede odiar a sus semejantes.
El cariño, cuidado y el estar día tras día pendiente de las necesidades de nuestros pequeños y frágiles amigos alados -aún, con todo lo que esto pueda parecer de "trabajo agobiante"- no es sino para todos los que tenemos la dicha de vernos en estos menesteres, una de las mayores satisfacciones que el Creador ha puesto a nuestro alcance.

Decía el barón Von Humboldt: "Desgraciados aquellos niños que a sus cinco años no hayan visto el vuelo de una mariposa, ni se hayan interesado por la vida de los pájaros".

Desechemos esta idea, y pongamos los medios a nuestro alcance para que esto no pueda nunca suceder.

Colaboremos con la Naturaleza, ya que los pájaros representan la fracción del mundo animal más adaptable al ambiente familiar que el hombre habita -entre ellos el canario-.

Estos se encuentran en óptimas condiciones para cumplir tal fin, debido a sus muchos siglos de domesticidad- y le hacen capaz de reproducirse y desarrollar su ciclo completo en nuestra presencia.
 


 
 

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