Sabemos que el origen de las aves, toma punto de partida en los reptiles arcosaurios, cuya plenitud la situamos en el periodo Mesozoico; así como que en el Archaeopteryx situamos el punto de transición -demostrado claramente- a través del análisis de las estructuras de los fósiles (tres) encontrados en las rocas del Jurásico; el paso de los reptiles terrestres a voladores, de donde parte el origen evolutivo de las aves las podemos considerar como reptiles "dignificados".
Sería muy extenso el tratar de explicar en tan poco espacio, la evolución, por ejemplo del desarrollo embrionario del ala de un embrión de ave donde aparece en los primeros días una organización pentadáctila hasta convertirse en el ala de dicha ave.
Un animal terrestre tiene las extremidades pentadáctilas, el paso a la tetradáctila la apreciamos ya en el murciélago, y la tridáctila se observa en el fósil del famoso Archaeoteryx donde existen tres dedos independientes, si bien con movilidad limitada. La evolución de este animal es un tema muy interesante ya que desde el punto de vista práctico, la pentadactilia se ha transformado en monodactilia, para mejor servir de base a su función de vualo.
El lector podrá pensar que todo eso sucedió hace millones de años y que en la actualidad todas las aves tienen alas o sea son monodactilia.
Efectivamente eso es muy cierto, pero me van a permitir que les hable de un ave que existe en Sudamérica septentrional, que durante sus primeros días de vida se le observa, claramente, la herencia del pasado.
El Hoazin -Opisthocomus hoazin- es un extraño testigo de épocas remotas que parece seguir sin tropiezo el curso de los siglos. Tiene los laterales de la cabeza sin plumas, de color azul malva, y de su cabeza sale un copete de plumas erizadas. El plumaje de la espalda o de la parte superior de la cabeza es de color pardo y, la parte inferior del vientre y de las alas es de color rojo; la longitud de este ave es de sesenta centímetros, pesando alrededor de un kilogramo.
Es un ave que vuela mal, gragaria, diurna, sedentaria, que establece su nido preferentemente en la selva, en las ramas bajas y a ser posible, en un río o pantano.
Las crias al nacer cuando surge un peligro, se dejan caer al agua y, nadando con gran facilidad consiguen escapar. Durante las tres primeras semanas de vida los hoazines logran trepar por el tronco de un árbol y encontrar su nido apoyándose en sus patas y en las uñas correspondientes a los segundos y terceros dedos de sus miembros anteriores, es decir, de sus alas. Cuando llegan a la edad adulta estas uñas desaparecen y se convierten en monodactilia. Para clasificar al hoazin en la zoología sistemática los especialistas encontraron grandes dificultades debido a una extraña particularidad de su sistema digestivo. El buche es desmesuradamente largo, lo que implica una modificación -única en el mundo de las aves- de los huesos del pecho, de la quilla y de las cinturas escapulares y pelvianas. En este excepcional tubo digestivo almacena reservas de alimento: brotes tiernos y ramas que predigiere y mastica concienzudamente como si fuera un rumiante.
Sería muy extenso el tratar de explicar en tan poco espacio, la evolución, por ejemplo del desarrollo embrionario del ala de un embrión de ave donde aparece en los primeros días una organización pentadáctila hasta convertirse en el ala de dicha ave.
Un animal terrestre tiene las extremidades pentadáctilas, el paso a la tetradáctila la apreciamos ya en el murciélago, y la tridáctila se observa en el fósil del famoso Archaeoteryx donde existen tres dedos independientes, si bien con movilidad limitada. La evolución de este animal es un tema muy interesante ya que desde el punto de vista práctico, la pentadactilia se ha transformado en monodactilia, para mejor servir de base a su función de vualo.
El lector podrá pensar que todo eso sucedió hace millones de años y que en la actualidad todas las aves tienen alas o sea son monodactilia.
Efectivamente eso es muy cierto, pero me van a permitir que les hable de un ave que existe en Sudamérica septentrional, que durante sus primeros días de vida se le observa, claramente, la herencia del pasado.
El Hoazin -Opisthocomus hoazin- es un extraño testigo de épocas remotas que parece seguir sin tropiezo el curso de los siglos. Tiene los laterales de la cabeza sin plumas, de color azul malva, y de su cabeza sale un copete de plumas erizadas. El plumaje de la espalda o de la parte superior de la cabeza es de color pardo y, la parte inferior del vientre y de las alas es de color rojo; la longitud de este ave es de sesenta centímetros, pesando alrededor de un kilogramo.
Es un ave que vuela mal, gragaria, diurna, sedentaria, que establece su nido preferentemente en la selva, en las ramas bajas y a ser posible, en un río o pantano.
Las crias al nacer cuando surge un peligro, se dejan caer al agua y, nadando con gran facilidad consiguen escapar. Durante las tres primeras semanas de vida los hoazines logran trepar por el tronco de un árbol y encontrar su nido apoyándose en sus patas y en las uñas correspondientes a los segundos y terceros dedos de sus miembros anteriores, es decir, de sus alas. Cuando llegan a la edad adulta estas uñas desaparecen y se convierten en monodactilia. Para clasificar al hoazin en la zoología sistemática los especialistas encontraron grandes dificultades debido a una extraña particularidad de su sistema digestivo. El buche es desmesuradamente largo, lo que implica una modificación -única en el mundo de las aves- de los huesos del pecho, de la quilla y de las cinturas escapulares y pelvianas. En este excepcional tubo digestivo almacena reservas de alimento: brotes tiernos y ramas que predigiere y mastica concienzudamente como si fuera un rumiante.
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