En este periodo, los musulmanes atraviesan la península ibérica ( 711) y llegan a Poitiers ( 732), en Francia.
Por el lado oriental la expansión islámica alcanza el delta del Indo (713). El siglo de los Omeyas supuso el dominio de los árabes y de su mentalidad, algo que los pueblos conquistados -muy superiores en cultura, civilización, gusto por lo artístico y ascendencias históricas- aceptaron con grado diverso.
El islam supuso el elemento aglutinador de este conjunto de pueblos, y el árabe el instrumento principal para la fusión cultural en un nuevo e innovador estilo de vida y civilización.
Abu Abbas, descendiente del tío de Muhammad (la paz y las bendiciones sean con Él) en el año 750, abrazó la doctrina del chiísmo histórico y legitimista, derrocó a la dinastía Omeya y fundó la dinastía Abbasí. La fundación de Bagdad, adonde fue trasladada la capital política, se debe a Al Mansur, en el año 726. próxima a Ctesifontes, que había sido la capital del imperio Sasánida, Bagdad representa la progresiva "iranización" y "aturcamiento" de las modas y las artes de las clases superiores y del estilo de civilización. Ahora el mundo islámico se extiende desde los límites con China, el Indo y Samarcanda hasta el Océano Atlántico y los Pirineos.
El origen turco que había llegado desde Asia central -introduciendo en un primer momento para defender militarmente la corte -tomó ventaja y en el año 836 se construyó Samarra (de 35 Km de longitud). El gobierno de Egipto fue dado al turco Ibn Tulun (868); las provincias iraníes se volvieron autónomas, primero con Tahir (820), y después con Mazayr (839-840); finalmente, la dinastía irania de los Buyidis, se apoderó del poder en el año 954, formando un vaasto imperio que, posteriormente conquistaron los turcos selyúcidas (1050) que entraron en Bagdad en 1055 con Ingril Beg.
De esta forma el islam se convierte en "universal", concluyendo el periodo árabe (dependiente de la antigüedad tardía en la civilización y en las artes, al igual que el paleocristiano, el armenio y el bizantino) y da comienzo el largo periodo de la civilización, de la cultura y de las artes propiamente "islámicas", fruto de las aportaciones de todos los pueblos musulmanes, árabes o no. Todo esto fue posible gracias a tres aportaciones de los distintos regímenes que se distribuyeron en el mundo islámico: la política (con la conquista de India e Irán, y después Anatolia y los Balcanes), artística (realizando la gran síntesis entre el arte nómada y abstracto de las estepas de Asia central y el de la antigüedad tardía, sedentario y figurativo) y comercial (herederos de la ruta de la seda, establecieron las grandes rutas de caravanas de Europa-Asia-África con el consiguiente intercambio de ideas y conocimientos).
Todos estos pueblos desarrollaron el mensaje del islam con el aprovechamiento de los elementos de sus tradiciones, que correspondían al ideal del islam, dando, entre otros conocimientos, un sobresaliente impulso al lado místico del islam: el sufismo.
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