miércoles, 25 de noviembre de 2009

SIDI MOHAMED BEN ABDELLAH Y EL ASEDIO DE MELILLA (continuación)













Día 8 de enero


Durante la pasada noche los enemigos atravesaron una trinchera o zanja, después de un disparo de fusil procedente del fuerte San Miguel; asimismo, acercaron la batería que se encontraba en la orilla del mar, aproximadamente 53 faras (14´25 mts.) y continuaron trabajando en la trinchera, la que había iniciado la noche de los días 5 y 6 cerca del fuerte de Santa Bárbara; el fuego procedente del mencionado fuerte les hizo desistir en la excavación de la trinchera y abandonarla. Al mismo tiempo continuamos colocando una cadena de minas en la pendiente delantera del fuerte Victoria. Esta operación la prepararon el general Juan Sherlock y el gobernador de la fortaleza, y los trabajos que se estaban realizando lo inspeccionaban los ingenieros protegidos por algunos voluntarios de la fortaleza que eran los encargados de la protección de la operación de la colocación de minas antes mencionada.

Durante este día los enemigos se lanzaron con un empuje superior al observado ayer, pues el número de disparos fueron 133 y 37 cañonazos, (51) a los cuales la fortaleza respondió también con un mayor número de disparos superior al de ayer, y con una superioridad al añadirsele a la batería cuatro cañones disponibles en la fortaleza. Una de las piezas de la mencionada artillería se destrozó mientras la batería continuaba disparando y se preparaba otras piezas con los refuerzos posibles.


(51).- Miranda, acerca de estos lanzamientos dice: el enemigo nos lanzó una nube de granadas en varias tandas, algunas de ellas era de 32 granadas.
En una carta de Melilla fechada el día 8 de enero de 1775, se aludía a que el Sultán había cambiado la ubicación de su campamento de la dirección este a la sureste.


Día 9



La fragata real llamada "Santa Dorotea" apareció a la distancia de un disparo de cañón, su jefe era Francisco Cisneros. De acuerdo con una señal conocida cerca de los extremos lanzó la fragata una bomba al sitio en que estaban los musulmanes situados en la tierra grande.

Entre tanto salió del fuerte Rosario una sección de seis hombres (52) que fueron elegidos de entre algunos reclusos con severas condenas, los cuales llevando fusiles y bombas del calibre 12 pulgadas, cuando llegaron a la entrada del túnel que partía desde Puntilla, y que recientemente se había terminado su apertura, hicieron fuego con sus fusiles sobre los que se encontraban en el interior del túnel; asimismo, lanzaron una bomba en el lugar, sin embargo su explosión fue una simple señal. (53)

Después de la retirada del primer ataque, la fragata repitió su disparo con arreglo a una señal convenida que recibió de la fortaleza, y volvieron a rechazarlos por segunda vez con mucho fanatismo, y se ordena la explosión de la bomba que destruye todo el túnel, sin embargo el fuego quemó algunas pilastras y algunos equipos de ropa que persuadieron de ello a las víctimas puesto que el humo estuvo saliendo del túnel aproximadamente tres horas y media. (54) Los disparos de la fragata continuaron por tercera vez después de recibir la señal desde la fortaleza. Inmediatamente, los reclusos salieron con las armas y las antorchas, y con ellas llegaron a las trincheras del enemigo e iluminaron en esa dirección; después se retiraron sin ninguna pérdida. Mientras, los enemigos corrieron en dirección a un lugar conocido y desde ese lugar hicieron fuego con fusiles y pistolas sobre nuestros reclusos desde una distancia muy corta. Los musulmanes fueron con prisa en dirección al lugar para apagar el fuego; sin embargo, los fuertes exteriores que estaban provistos con cañones, ametralladoras, bombas y fusiles, dispararon un espeso fuego sobre ellos; además la fragata participó también con sus armas, y el enemigo dudaba entre el fuego o apagar el incendio; muchos de los que quisieron llegar al fuego durante cuatro horas murieron pero ellos continuaron con sus tentativas y el resultado les obligó a su retirada; el fuego continuó ardiendo en sus trincheras a lo largo del día.

Esta operación fue inspeccionada por el general y el gobernador, los cuales estaban cerca del lugar enviando su felicitación a los dos responsables por la realización del éxito, por la eficacia, el valor y, estancia allí en los fuertes Victoria y Rosario con una compañía de ingenieros y combatientes. Desde la 11 horas de la noche que salieron para colocar las aludidas minas hasta que finalizó la operación a las 11 de la mañana de este día.

En este mismo día el enemigo dejó caer sobre la fortaleza 43 cañonazos y 143 proyectiles, entre ellos algunos de 15 pulgadas que fueron aumentando; durante una hora utilizaron calibre del 12 y 9 así como bombas caseras. La fortaleza les respondió arrojándoles un fuego intenso, además de continuar con la preparación de cargar las minas y fabricando toda clase de obstáculos para colocarlos en los pasos al objeto de impedirles su reconocimiento.(55)

(52).- Miranda, manifiesta que los deportados que salieron eran alrededor de doce. En cuanto a las bombas señaladas las estimó a través del ruido, el resplandor y la polvareda.

(53).- Según Miranda, mató a un moro y los restantes se salvaron.

(54).- Sobre este mismo incidente se publicó una carta de Melilla del día 9 de enero en la Gaceta de Madrid con fecha 24 de enero de 1775.

(55).- Miranda añadió claramente: "...y después de un espacio corto de tiempo el enemigo se movió con precaución y cautela ante el fortalecimiento de aquellas posiciones que protegían los combatientes".


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