jueves, 25 de marzo de 2010

SIDI MOHAMED BEN ABDELLAH Y EL ASEDIO DE MELILLA (continuación




No se conoce el nombre del que acompañaba a los jefes de supervisores de artillería en la dirección de aquellas operaciones de guerra de Puntilla, en la colina de Horcas y en las posiciones del margen izquierdo del río Mudur (ya manifesté que este río es el río de Oro).

Investigadores marroquíes se preguntan acerca de las fortificaciones de la ciudad de Melilla con las que iban a enfrentarse el ejército del Sultán durante, aproximadamente, tres meses.

Por sus referencias estuvieron interesados en la parte frontal que se oponía a las fuerzas del Sultán, y que no era otro, que el conocido por los españoles como Cuarto Recinto. Éste sabemos que comenzaba en la frontera septentrional, en un lugar conocido por nosotros los melillenses como Cortadura, el cual se asemeja a un borde rocoso semejante a una columna elevada desde la posición del Cerro del Cubo. Las murallas continúan sobre la falda norteña desde el cerro hasta el lugar conocido como ramblilla.

La superficie de este cerro presentaba unas posiciones guerreras desde la mitad del siglo XVII de nuestra Era, hasta que España estuvo en condiciones de recuperar su dominación y construir el fuerte de Victoria Grande, en el año 1737, y otros dos fuertes: Victoria Chica, con su ángulo sureste y Rosario en dirección noroeste. Los tres fuertes son protegidos por una intermedia muralla elevada y un recinto de madera que se llama "Estacada".

A la izquierda de la línea de la muralla se encuentra una pendiente desde la falda de la peña hacia el sur en dirección a la antigua cantera, donde hoy se encuentra el parque Lobera. España construyó un pequeño fuerte al oeste de Victoria de forma hexagonal que se utilizaba como un minarete para el control de las posiciones de los moros y su movimientos, este fuerte se llamaba Santa Lucía siguiendo desde aquella dirección al fuerte de San Antonio.

Hacia el final de la mencionada pendiente se levantó un fuerte llamado San Carlos en un lugar donde -cuando niño- se encontraba la Plaza de los Carros, a la espalda del antiguo cuartel de la Guardia Civil; luego la muralla se continuaba con el fuerte de San Miguel que estaba ubicado cerca de la Plaza de España.

El fuerte de San Miguel dependía del fuerte de Santa Bárbara, que se encontraba hacia la desembocadura del antiguo río Mudur -actual río de Oro- en la frontera sur de la Plaza de España. Desde la frontera de éste último fuerte la muralla se dirige en dirección a la costa a través de la cual regresa al Este. Toda esta frontera occidental del Cuarto recinto y los fuertes exteriores se terminaron de construir durante la primera mitad del siglo XII de la hégira (siglo XVIII de nuestra Era).

Este obstáculo era el objetivo de los moros durante la segunda fase del asedio; la primera y fundamental obstaculización se hizo posible ante todo avance del ejército del Sultán. Tanto si era en la excavación de los túneles y trincheras, como el bombardeo, como en la organización del ataque general.

En cuanto a los otros recintos de la ciudad, el Tercero estaba escondido detrás del Cuarto en dirección Este; el Tercero de ellos se creó durante el siglo XVII en una situación interrumpida de las murallas de forma triangular, que se denomina "Baluarte" y que se unía al Segundo recinto por varios baluartes cuyo centro se situaba en la plaza de Armas y, fue construido en la parte occidental de Melilla La Vieja. (conocida por nosotros los melillenses como el Pueblo).

El Primer recinto se estableció en un bloque rocoso que constituyó el núcleo de la ciudad desde épocas antiguas y durante las épocas pre-ocupación españolas; y es el más importantes de los núcleos de la ciudad; el Segundo recinto está separado por un puente elevadizo en forma de arco sobre una zanja ininterrumpida con la Plaza de Armas. Esta es la considerada parte estructural principal de la preocupación del ejército del Sultán al comienzo del bombardeo y del ataque de intentar su rendición en el menor tiempo posible antes que se transforme sus intereses hacia el fuerte Victoria; hecho éste que se habrá detectado durante la lectura del diario.

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