domingo, 29 de agosto de 2010

EL CHOCHÍN (Troglodytes troglodytes)



Por la espesura intrincadísima del borde del regato -es el charco que se forma de un arroyuelo- llena de ramas muertas que han sido arrastradas en la última avenida, se oye el chirrido movedizo de un pequeñito animal que se desplaza. ¿Quizá sea un ratón o una musaraña? ¿O puede que sea el reptar de una culebra? Nuestro misterioso habitante queda descubierto cuando vemos a un pajarillo enano, rechoncho, de color pardo finísimamente listado y cola tiesa que emerge del amontonamiento de tallos y raíces. La visión de este troglodita es efímera, ya que tras nerviosas sacudidas de alas y cola, se zambulle con presteza entre las zarzas y helechos ribereños. Cuando tiene que cruzar un claro sale en vuelo zumbante y rastrero que con premura le lleva otro abigarrado rincón.
Ave originaria del Nuevo Mundo, posíblemente invadió Eurasia cuando un istmo unía Asia y Alaska, encontrándose actualmente extendida por todo el Viejo Continente, algunos individuos se han acostumbrado a las regiones cultivadas e incluso a las ciudades. el chochín es fiel a los páramos y garrigas que fueron los primeros lugares que ofrecieron su marco para que corretearan sus ancestrales antepasados.
Existen unas sesenta especies pero, sólo una de ellas cría en Europa; el chochín -Troglodytes troglodytes- de aproximadamente nueve centímetros de longitud.
Si el bosque ofrece un espeso estrato arbustivo, éste constituye el hábitat predilecto del chochín que frecuentemente lo observamos encaramado cantando en las copas de los árboles mientras acostumbra a anidar y comer cercano al suelo.
Aporta a la fauna una nota alegre y una bonita leyenda; según el folclore europeo, se dice que un día las aves buscaron un rey, decidiendo que el cetro real sería para aquella que volara más alto. El águila vio asegurado su éxito y emprendió el vuelo subiendo fácilmente a las mismas nubes, considerándose vencedora lanzó un grito de triunfo, pero el chochín con mucha astucia se había montado sobre la espalda de la rapaz y en el último momento voló hacia arriba batiendo al águila por algunos metros. Y de esta forma se proclamó un diminuto pajarillo, que nadie contaba con él, en el monarca del mundo alado.
¡Poco podíamos imaginar esta soberanía al admirar en los pájaros el rápido vuelo de esta bola de plumas parda y rojas de endiablada actividad! Pero este troglodyta es un verdadero dueño y señor, que no teme prácticamente a ningún depredador, excluyendo a los mochuelos que suelen rondar los páramos a la caída de la tarde y que a veces comete un regicidio.
Cría en gran variedad de hábitat con baja vegetación, su nido lo construye en cualquier tipo de depresión, agujero o cavidad; el macho a veces es polígamo construyendo varios nidos e instalando en ellos a varias hembras. Efectúan una sola nidada compuesta de cinco a ocho huevos de color blanco, cuando salen escalonadamente las crías, el macho las atiende por el orden en que van saliendo las nidadas durante los primeros días.

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