miércoles, 1 de septiembre de 2010

EL COLIRROJO REAL (Phoenicurus phoenicurus)



Este pájaro pertenece a una amplia familia de ámbito mundial, llamada Túrdidos, que está compuesta por trescientas diez especies de las cuales veintitrés de ellas crían en Europa. Son aves terrestres de tamaño pequeño a mediano, poseen un pico muy delgado y su coloración es muy llamativa. la primera visita del colirrojo real -Phoenicurus phoenicurus- en su hábitat es un destello de color naranja, cuando vuela desde una rama o un saliente de roca.

El colirrojo real pasa la mayor parte de su tiempo alimentándose en la copa de un árbol, comiendo principalmente coleópteros: estafilínidos y elatéridos; himenópteros: ápidos, crisídidos y tendredínidos; también arañas y miriápodos.

Probablemente aquellas personas que hayan visitado el Monasterio de Piedra, enmarcado por una vegetación exuberante, que avanza sobre las cascadas y las paredes abruptas del desfiladero, en los tejados de dicho monasterio recordarán haber visto a un pequeño pájaro que removiéndose inquieto, agitando con frecuencia su cola rojiza caza los insectos al aire, en compañía de otro conocido nuestro , el colirrojo tizón.

Cuando llegan a nuestra ciudad y sus límites lo hacen mezclados con los colirrojos tizones.

Por mis continuas observaciones a lo largo de muchas temporadas debo decir que nunca he observado a ningún colirrojo real en nuestro parque debido a que estos túrdidos rehuyen la frondosidad. A veces cuando he oído cantar, con insistencia, en cualquier zona del parque y este canto es un dulce trino, ligeramente melancólico, con cortas frases melódicas, me asalta la duda si, aunque este cantar es el del petirrojo ¿habrá algún colirrojo real en los alrededores?. Naturalmente el real no canta en la espesura, pero nos llega a confundir el petirrojo, debido a que el colirrojo real tiene un canto muy parecido de frases cortas como el petirrojo de un melodioso gorjeo, terminando con unas notas discordantes. El hacer esta aclaración es para prevenir a los aficionados que el petirrojo, que abunda en nuestros parques, puede hacerles confundir su canto con el colirrojo real. este colirrojo exige árboles espaciados para hacer el nido en todo tipo de cavidades; agujeros de árboles huecos, en paredes y edificios, o bien sobre las vigas del techo, en graneros y cuadras de ganado. El nido es construido sólo por la hembra, en el que deposita de seis a siete huevos que eclosionarán a los catorce días. Aunque efectúan dos nidadas, últimamente se observa una fuerte disminución en la colonia europea de estos túrdidos debido a la tala de árboles muertos para "arreglar" los bosques, este hecho también se ve agravado por las áridas condiciones que existen en sus cuarteles de invierno.
Cuando observamos a estos bellos y grandes colaboradores insectívoros alimentarse en vuelo, lo hacen tras un vuelo lento y rectilíneo, y causa extrañeza observar la gran dificultad que tienen cuando tratan de cazar a las mariposas diurnas que con su vuelo zigzagueante suelen la mayoría de las veces eludir al cazador.
Existen otros colirrojos, uno de los cuales, el diademado, es habitante permanente en toda la zona del norte de África. El colirrojo de Güldenstadt, es el mayor de este género y es habitante del Cáucaso, donde según la mitología, Prometeo fue encadenado en uno de sus picos. El colirrojo de Eversmann es una especie bastante rara y su hábitat está localizado en toda la zona de los ríos Tigris y Eufrates.
Finalmente diré que un creciente número de passeriformes de norteamérica están siendo registrados por los observadores europeos como divagantes, especies que aparecen en una determinada zona sólo muy pocas veces y cuya área de distribución está en otra zona, en el oeste de Europa.
El colirrojo americano ha sido citado por lo menos tres veces como divagante en Europa. Cuando un ave migratoria poco usual norteamericana, llevada muy al oeste por el viento y alejada d su territorio habitual es localizada por un observador de aves, éste utilizando un transmisor-receptor portátil pone al día la observación de dicha ave. la noticia se extiende rápidamente entre los ornitólogos y la vista poco común atrae a los entusiastas para desde lejos y sin molestarla poder disfrutar de su belleza o rareza. Puedo asegurar que aquellas personas que hayan tenido la suerte de haber participado en una de estas observaciones no la olvidan fácilmente, al recordar la tensión y el entusiasmo con que gentes de todas las edades y en el mayor silencio se entusiasman con la contemplación de las aves.

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