sábado, 11 de septiembre de 2010

EL PECHIAZUL (Luscinia svecica)



En los sistemas montañosos, donde sube el ganado sin desmayo por las vaguadas umbrosas; donde ramonean las vacas que suben desde las resecas dehesas para pastar en el agostadero. En esos lugares, se oye el melodioso gorjeo que recuerda al canto del ruiseñor, se oyen también las imitaciones de los sonidos estridentes de las chicharras y grillos. Su autor, el pechiazul, que encaramado en lo alto de una rama exhibe con gallardía el semáforo territorial de su pecho, el macho pechiazul habitante del norte; presenta una medalla roja en su pecho azul y los residentes en el sur el color de la medalla es blanca.
El pechiazul -Luscinia svecica- es del tamaño aproximado del gorrión aunque más esbelto, sus alas y espalda son de color pardusco y su cola en la raíz es rojiza.
Pertenece este bello pájaro a los túrdidos, siendo su canto musical y variado, con bonitos tonos aflautados, existiendo entre ellos ejemplares de mayor o menor calidad en su canto; en primavera el pechiazul acompañado de los carriceros y de las codornices canta hasta bien entrada la noche. No debemos olvidar que entre los túrdidos se encuentra al mejor y más grande de los cantores, el ruiseñor, sin despreciar a otros como el petirrojo o al mismo pechiazul.
Son aves terrestres, ya que su hábitat lo constituyen bosques en vegas con abundancia de matorrales, praderas húmedas de alto césped y densas vegetaciones.
En la península ibérica, queda su población indígena limitada a los núcleos del Sistema Central y Cantábrico; en nuestra provincia les vemos en las épocas de invernada.
Siendo la mayoría de estas aves migrantes, se observa que en muchas zonas húmedas españolas permanecen algún que otro pechiazul para pasar el invierno, aunque es bien cierto que esta permanencia es a costa de llevar una vida muy escondida en los carrizales.
Es muy similar en su alimentación a nuestro conocido petirrojo, pero aunque existen algunas diferencias no ha sido posible concretarlas porque esta especie -pechiazul- es muy escasa en nuestra zona y se muestra muy esquiva con el ser humano, hasta el punto de que cuando se arriesga a las zonas de praderas a buscar insectos, lombrices y pequeños coleópteros, al menor riesgo se refugia rápidamente entre el matorral.
Cría en áreas encharcadas irregulares con matorrales y arbustos bajo y, en el norte de Europa lo hace en la tundra con poca vegetación, su nido lo sitúa en el suelo, generalmente escondido en una depresión, en densos arbustos o en la base de un matorral, está tan escondido que suelen ser los padres, acarreando comida, el único indicio que indica su situación. El nido es una taza de tallos, hierbas secas, raíces y musgo en el cual deposita la hembra de seis a siete huevos, que son incubados por ambos progenitores. Cuando aún no han aprendido a volar las crías abandonan el nido, siendo fácil presa para los depredadores. Los huevos son de color azul verdes manchados de pardo claro.

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