jueves, 16 de septiembre de 2010

PARDILLO SIZERÍN (Carduelis flammea)

Un fringílido perteneciente a una de las ciento veinticuatro especies que habitan en el mundo, exceptuando el continente australiano, de una longitud comprendida entre los trace y quince centímetros es: el pardillo sizerín -Carduelis flammea- habitante de los bosques abiertos fríos; estos bosques que son muy reducidos en las puntas continentales que convergen hacia el Antártico, se extienden por el contorno, en el cinturón circumpolar boreal. Podíamos definir a este tipo de bosque abierto frío como específico del norte de Europa, de Asia y de América; sin embargo, es muy desigual su distribución; pero no me voy a extender en este tema, aun considerando su gran interés. Pues bien, el diminuto fringílido al que en esta ocasión me voy a referir, es un habitante de este manto silvestre, cortado de praderas de líquenes, pedregales, ventisqueros y glaciares, que ofrece un asilo casi inviolable a una fauna valerosa y resistente. Donde bajo el oscuro verdor de los abetos y de los alerces, está instalada una gran multitud de aves que van desde los picos y grévoles a los ampelis, pasando por los pardillos sizerines.
Este pequeño fringílido listado, de color pardo gris, con frente roja, barbilla negra y dos franjas alares pálidas; durante la época de cría su pecho y obispillo adquieren un tono rosado. Existen dentro de esta especie algunas subespecies, que difieren considerablemente en tamaño y color. Este pardillo no hay que confundirlo con el pardillo común (vulgarmente llamado camacho) ya que sizerín al igual que el piquigualdo y el De Hornemann, escasamente llegan a la península ibérica en la época invernal.
Habitan en la tundra con maleza de mimbre o de abedul, en los claros pantanosos de los bosques nórdicos. En primavera, no es difícil observar a algunos machos cantando juntos en un vuelo de exhibición nupcial especial, dedicándose a describir círculos sobre los árboles con lentos batidos de alas; hermosean también estos bosques fríos con sus bellos y vivos colores, alegrándolo con sus originales emparejamientos. Así, antes de la formación de la pareja, macho y hembra juegan con el pico a lanzarse objetos brillantes. guijarros blancos, porciones de tierra que recogen con el pico con una precisión admirable. A veces acumulan estos objetos y los disponen en un cierto orden, que parece suscitar en ello emociones de orden estéticos.
Su dieta favorita son las semillas de los abedules y los alisos, suele colgarse patas arriba como los paros para alcanzar los alimentos.
Su nido lo sitúa en árboles, arbustos y matorrales, generalmente a gran altura, éste es una pequeña taza desaliñada de ramitas finas y tallos, bien tapizado su interior.
Efectúan una o dos nidadas, de cuatro a cinco huevos de color azul pálidos manchados y listados de color pardo claro, de figura subelíptica.

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