martes, 26 de octubre de 2010

AVIÓN COMÚN (Delichon urbica)




Tres son los grandes cazadores alados que limpian de insectos nuestra atmósfera durante la primavera y el verano: el vencejo, la golondrina y el avión común.

Este último suele aparecer en nuestra ciudad unos días más tarde que los dos anteriores. El avión común -Delichon urbica- pertenece a la familia de los hirundínidos que abarca ochenta especies en todo el mundo, cinco de las cuales crían en Europa y cuatro de ellas lo hacen en esta zona. las cuatro especies son: golondrina, avión zapador, avión roquero y avión común. Existe una golondrina llamada daurica que aunque forma parte del quinteto que cría en Europa no suele cría en esta zona pero ´si las he visto deambular por la periferia de la ciudad durante su paso migratorio.

Bajo los aleros de los edificios -concretamente en las paredes de nuestro aeropuerto internacional-se ve con frecuencia el trasiego de unos pájaros blanquinegros que se introducen en nidos esféricos hechos de barro. Se trata de numeroso aviones comunes, que se reproducen por toda nuestra ciudad, es muy fácil contemplarlo en los edificios de la parte derecha al comienzo de la avenida Ciudad de Melilla, en la Malagueta, generalmente se agrupan en pequeñas colonias, y son fáciles de reconocer por un detalle exclusivo entre la familia de las golondrinas: el obispillo, o arranque dorsal de la cola es de un blanco inmaculado. La actividad de este sociable pájaro está en la preferencia de revolotear a cierta altura, y en sus recorridos no suele destacar ni por punta de velocidad, ni por quebrados bruscos para apoderarse de los insectos, alternando batidos planeos con las alas extendidas.

Cualquier tipo de construcciones sirve de hospedaje al avión común, aunque sabemos que primitivamente era una especie de roquedos como también los era la golondrina común. Pero añadiría que existe un requisito muy importante para que este hecho tenga lugar y es el de que exista un sitio cercano con tierra húmeda. Los aviones comunes que anidan en nuestra ciudad cubre perfectamente este requisito con las cercanas playas donde se abastecen del barro imprescindible para construir su nido.

Facilmente se puede observar la construcción del nido con bolitas de barro, cementadas con saliva y que dan a este una fuerte consistencia y su típico perfil granuloso.

Las colonias rupestres abundan en bastantes parajes montañoso, hasta alcanzar más de los 2.000 metros de altitud. En la sierra de Cazorla, el Torcal de Antequera y la Axarquía en Málaga, se presencia con mucho interés la peligrosa competencia que efectúa el gorrión común para despojar de su nido al avión común.

Esta especie es muy sociable, podemos observar cómo ejecutan sus desplazamientos de caza y el retorno a los nidos con gran coordinación colectiva. No suelen abarcar sus nidificaciones grandes colonias, generalmente son bastantes reducidas.

Su nido es una media taza redondeada construida en una superficie vertical, tan adherida a la cornisa superior que sólo queda una pequeña entrada en la parte superior.

Su época de cría da comienzo a principios de abril -en nuestra ciudad- y finaliza a mediados de junio, efectúan dos o tres nidadas. Las cría son atendidas por sus progenitores. Se da la circunstancia que las crías nacidas en primer lugar ayudan a criar a las siguientes en un gesto de colaboración que no se suele dar en otras aves de su misma familia.
Los aviones comunes que se ubican en lugares montañosos acostumbrar a merodear a gran altura atraídos por los insectos transportados en las corrientes ascendentes de aire caliente, en nuestra ciudad -Málaga- eso no ocurre, ya que esa elevada zona está programada para los vencejos. De ahí que cualquier observador se dará cuenta que en los días muy calurosos entre las diez de la mañana y las seis de la tarde, el vencejo suele dasaparecer, porque se ha elevado hasta altas cotas para llevar a efecto su alimentación y acumulación de insectos para alimentar a sus crías.
El avión zapador es el representante más pequeño de la familia de las golondrinas, color tierra por encima y blanco por debajo, con una franja parda que le cruza el pecho.
Estos aviones con frecuencia siguen evoluciones sincrónicas, elevándose como un enjambre al unísono para más tarde dispersarse, antes de abandonar esta zona se amontonan para dormir en los cañaverales que existen en los límites de la ciudad.
Su nido lo sitúa en un túnel excavado por ambos adultos en un talud vertical, natural o artificial; a menudo a notable altura, donde escasean estos lugares apropiados nidifican casi al nivel del suelo. Finalmente diré que completa la terna el avión roquero que aunque está calificado como migrador, en la actualidad se está comportando como sedentario ya que muchos de ellos no abandonan sus territorios de cría una vez pasada la época estival y permanecen en todo el litoral, con esporádicos vagabundos que se adentran en el interior de la península Ibérica.
Me comentó -hace algunos años- un prestigioso ornitólogo inglés, en una visita que hice a Gibraltar que estaban realizando un estudio para averiguar el origen de las grandes bandadas de aviones roqueros que pasan el invierno en la Roca.
Este avión es el representante europeo de un conjunto estrechamente relacionado de aviones roqueros en el cual están incluidos el avión pálido, el africano y el sombrío.
Nidifican en pequeñas colonias o en solitario; su nido es una media taza semejante al de la golondrina, hecho de barro pero sin ningún material vegetal. Existe duda en cuanto a las nidificaciones que suele efectuar en su época de cría. Su alimentación la efectúa al vuelo de pequeños insectos, moscas, mosquitos y pequeñas mariposas.

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