sábado, 2 de octubre de 2010

EL ZORZAL CHARLO (Turdus viscivorus)




Los túrdidos, reunen algo más de trescientas especies distribuidas por todo el mundo, de las cuales veintitrés de ellas crían en Europa. Dentro de esta gran familia podemos encontrar aves que van desde el petirrojo hasta el mirlo pasando por ruiseñores y colirrojos. Son aves terrestres de tamaño pequeño a mediano con pico bastante delgado; el plumaje de los adultos es muy variable, siendo la mayoría de las especies, migradoras. Aunque generalmente son aves solitarias, algunas, sobre todo las de mayor envergadura, van en bandadas durante la migración y en invierno.

Podemos considerar se encuentran las mejores aves cantoras.

Es a veces difícil que en la umbría de abetos, que continuos temporales de nieve han sepultado, se pueda encontrar a otra ave que no sea el resistente urogallo, o a los pequeños carboneros rebuscando en las grietas de la cortezas los ocultos huevos de insectos. Pero en este gélido hábitat también se encuentra un temeroso grupo de corpulentos zorzales, de plumaje gris y conspicua moteadura inferior, que afanosamente rebuscan en el ramaje enguyendo las pegajosas bayas de la parasitaria planta del muérdago. El zorzal charlo -Turdus viscivorus- debe su apodo al grito "charr charr" que prodiga en cualquier ocasión para reflejar desde la alarma o amenaza hasta la señal de reclamo que mantiene la unión del bando de zorzales.
Tiene una longitud de veintisiete centímetros, y es el mayor de todos los zorzales; su plumaje tiene coloración gris profuamente manchado de densos goterones negros, cuando levanta el vuelo deja ver la parte inferior de las alas de color blanco.
Esta especie suele alimentarse en las praderas cercanas al arbolado, son muy numerosos en los bosques de montaña sean de pinos y abetos o con abundancia de otros tipos de árboles. El zorzal charlo no es muy dado a afincarse en alamedas, parques y jardines, muchos de ellos invernan en la península ibérica y suelen manifestar un comportamiento errático.
No es muy apreciado por el sabor de su carne, que es amarga, debido al consumo de muérdago; su dieta es muy variada pues es un gran consumidor de bayas y otros frutos; podemos considerarlo como un buen "insectívoro" todo el año y en especial en la época de cría. Como es muy aficionado a consumir, en invierno, las bolas viscosas del muérdago, se convierte así en el principal transmisor de esta parasitaria planta.
Su área de distribución se sitúa en Europa, Asia y Norte de África.
La hembra construye un amplio nido en la copa de las coníferas a base de tierra y tallos, en este nido deposita cuatro o cinco huevos de color azul pálido manchados de rojo. Efectúa dos puestas que incuba en solitario, preocupándose durante las pausas de su alimentación.

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