lunes, 17 de enero de 2011

CURIOSIDADES ORNITOLÓGICAS 2ª parte

La gallineta combatiente -Philomechus pugnax- es una curiosa ave, parecida a la becada,que vive en las regiones frías del Viejo Continente en el verano y emigra a África y al sur de Asia al aproximarse el invierno.
Durante la temporada de celo, el cuello del macho se adorna con una gran gorguera de plumas, que hincha para hacer la corte y que se parece a los inmensos cuellos de encaje que llevaban las damas de la época isabelina.
Alentado por su suntuosa apariencia, se acerca hacia la hembra con las alas abiertas y trémulas multiplicando los saludos afectuosos, como hacen los palomos.
Como las gallinetas combatientes son aves gregarias, es un magnífico espectáculo ver a los machos, cuyas gorgueras tienen variados colores (enteramente blancas, negras, pardas o abigarradas), amenazarse, desafiarse y pavonearse ante las hembras, que fingen indiferencia.
El halcón era utilizado desde hacía mucho tiempo por los pueblos orientales cuando los cruzados extendieron por Europa la cetrería. No era, sin embargo, un modo de caza desconocido, puesto que, en el 480, Soidonio Apolinar cita a Ecdicius, maestro de milicias de Roma, como el primero que lo había practicado.
En el año 506, el concilio de Agde prohibe a los eclesiásticos tener halcones y perros de caza. En el 800 Carlomagno promulga que "quien robe o mate a un halcón hábil para capturar grullas, debe dar otro tan bueno como el primero y pagar seis denarios; pagará tres denarios por un halcón que atrape los pájaros en el aire".
La halconería alcanza su apogeo en el reinado de Francisco I.
El halconero mayor recibía anualmente la bonita suma de cuatro mil libras, y tenía bajo sus órdenes cincuenta gentiles hombres y cincuenta ayudantes, para amaestrar y mantener los numerosos halcones del Rey.
PAPELES INVERTIDOS
A menudo, entre las aves, la hembra lleva un plumaje más apagado que el macho, que presume vanidosamente de un plumaje brillante y coloreado.
No ocurre eso con las Falaropas-Scolopacidaes- aves marinas que anidan en verano cerca de los lagos y de los ríos de las regiones septentrionales, concretamente en Europa cría sólo en Islandia. En la especie Falaropo Picogrueso -Phalaropus fulicarius- la hembra no se contenta con tener un aspecto más seductor que el macho, en el aparejamiento, es ella quien toma la iniciativa, hace la corte al macho, escoge el emplazamiento del nido que el macho construye solo.
Pone enseguida sus huevos y se desinteresa de su prole. El macho se resigna entonces a empollar, y educa a los pequeños hasta que pueden caminar y nadar.
Para alimentarse la falaropa remueve el cieno de los ríos y estanques con sus patas; después patea para hacer salir a los invertebrados de sus escondrijos.
En alta mar, las falaropas se colocan sobre las espaldas de las ballenas para picar a los animales que están alojados allí, o vuelan sobre el mar para atrapar a los peces que el oleaje hace subir a la superficie.
En los lejanos tiempos en que los grandes de este mundo cazaban al vuelo, solían adiestrar a los halcones para la captura de las garzas. No porque su captura pudiera presentar algún interés desde el punto de vista gastronómico sino porque esta ave es capaz de defenderse y se entrega en pleno cielo, a combates muy valerosos con las rapaces que lo atacan. No era raro, por otra parte, ver caer a un halcón al mismo tiempo que su presa: apuñalado el ave rapaz por el largo pico de la garza, y esta, "ligada" a la muerte por las notables garras del ave de presa.
Estos juegos crueles han desaparecido prácticamente, pero numerosos grabados antiguos fueron consagrados a estos combates épicos.

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