Después de finalizada la campaña de Meca, la gente comenzó a incorporarse -en grupos- a la religión de Dios.
Poco después un nuevo peligro amenazaba al Profeta -la paz y las bendiciones sean con Él-; las tribus de los beduinos hawazin que abarcaba a los (banu said; banu bark; banu hilal y banu sulayman) todas estas tribus aliadas eran una amenaza peligrosa en los alrededores de Meca. Todas estas agrupaciones bélicas decidieron ir contra Meca y Muhammad -la paz y las bendiciones sean con Él-; éste comenzó a preparar sus fuerzas.
Abu Sufian, que era jefe de Meca, proporcionó el 26 de enero del 630, las armas al ejército musulmán y se dirigió hacia el valle de Hunayn para enfrentarse a las tribus beduinas.
Los beduinos iban mandados por Malik, que era hijo de Auf; los cuales al principio tuvieron alguna ventaja sobre los musulmanes, debido a que algunas tropas del Profeta -la paz y las bendiciones sean con Él- huyeron para no combatir. Entonces Muhammad, -la paz de Dios esté con Él- se dirigió a sus hombres diciendo." ¡ A mí, Ansar; a mí compañeros del árbol de Hudaybiya!, ¡Yo soy el Profeta, el verídico, el hijo de Abdelmutaleb!" Esta llamada hizo que aquellos que huían regresaran al grito de "aquí me tienes" y lograran la victoria.
Los musulmanes lograron un suculento botín, y numerosos prisioneros, después los mismos beduinos se convirtieron al islam y fueron puestos en libertad.
En el Corán, sura At Tawba; aleyas 25 y 26 se dice lo siguiente:
"Dios os ha ayudado en numerosas ocasiones. Y en el día de Hunayn, cuando os asombraba vuestro gran número y sin embargo no os sirvió de nada.
La tierra, a pesar de su amplitud, se os hizo estrecha y luego, dando la espalda, os volvisteis.
Y Dios hizo bajar Su sosiego sobre Su mensajero y los creyentes e hizo bajar ejércitos que no veíais, y así castigó a los que no creían.
Esta es la recompensa de los incrédulos
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