Muhammad, -la paz y las bendiciones sean con Él- llevó a cabo algunas expediciones, parece ser, contra los banu lihyan y los banu mustalaq. En los escritos se resalta un suceso que tuvo lugar durante la expedición contra los banu mustalaq; este suceso en el futuro tendría profundas consecuencias.
Una vez finalizada esta última expedición, y en el camino de regreso, las huestes del Profeta -la paz y las bendiciones sean con Él- realizaron una parada en el desierto.
Durante este descanso, la mujer más joven del Profeta -la paz y las bendiciones sean con Él- Aisha, que era hija del que más tarde sería el primer califa, Abu Bakr, se alejó del campamento sin que nadie se diera cuenta, según dice la historia -para buscar un collar que se le había perdido-.
Una vez descansado, emprendieron la marcha, ya que todos creían que Aisha se encontraba dentro de su litera.
Cuando Aisha retornó al campamento, se dio cuenta de que éste ya no estaba, ella permaneció en aquel lugar, pensando que regresarían a buscarla cuando notaran su ausencia, pero no fue así; y pasó allí toda la noche.
Por la mañana, apareció un joven que por allí pasaba, este joven se llamaba Safwan ben Mutal que cuando vio a la joven sola se la llevó en su camello hasta Medina.
Este extraño suceso fue aprovechado por los enemigos de Muhammad -la paz y las bendiciones sean con Él- para propagar por la ciudad toda clase de calumnias que a espaldas de ella, la conceptuaban como una adultera.
Toda serie de falsedades cayeron sobre ella, y fueron organizadas por Ben Ubayy, que si no hubiera sido por su odio hacia el Profeta -la paz y las bendiciones sean con Él- hubiera podido llegar a ser un jefe en Medina.
A oídos de Muhammad, llegaron toda serie de calumnias sobre su joven esposa.
Ante la frialdad de éste sobre su mujer, hizo que ésta regresara junto a su madre.
Se dice que incluso Ali, primo y yerno de Muhammad, le habría sugerido que la repudiara. Un mes después descendieron las aleyas que exculpaban a la joven Aisha, lo leemos reflejado en la sura de La Luz, en las aleyas 11 a la 20:
"En verdad los que vinieron con esas calumnias son un grupo de vosotros, por el contrario es un bien.
Cada uno de ellos tendrá la parte de delito que haya adquirido y el que de ellos es responsable de lo más grave tendrá un castigo inmenso".
En las siguientes aleyas se dice, por ejemplo:
¿Por qué no trajeron cuatro testigos de ellos? Puesto que no pudieron traer ningún testigo, ésos son ante Dios los mentirosos. O bien: ¿Por qué cuando lo escuchasteis no dijisteis: no es propio de nosotros hablar de esto?
¡Gloria a Ti! Esto es una enorme calumnia.
Dios os exhorta a que no volváis jamás a algo parecido si sois creyentes."
Después se establecen las normas jurídicas con motivo de las acusaciones de adulterio, como queda reflejado en el mismo sura y en las aleyas 4-5.
"Y a los que acusen a las mujeres honradas sin aportar seguidamente cuatro testigos,. dadles ochenta azotes y nunca más aceptéis su testimonio. estos son los descarriados.
A excepción de los que se retractan después de haberlo hecho y rectifiquen, pues en verdad Dios es Perdonador y Compasivo.
En todo esto queda reflejado el solapado clima de hostilidad a que el Profeta -la paz y las bendiciones sean con Él- debía de hacer frente.
Hasta aquí podemos dar por zanjado el suceso de Aisha, pero más adelante tuvo otras consecuencia que ya reflejaré.
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