En el monte mediterráneo, con el olor de sus plantas aromáticas, donde el calor se hace sentir, es el hábitat preferido por la collalba rubia.
Es fácil distinguir .en el caso del macho- a esta collalba de la collalba gris. El color rubio dorado, casi blanco en la distancia, se diferencia del dorso y cogote gris perla de la collalba gris.
En el caso de los machos son dimórficos, ya que ambos poseen dos diferentes diseños faciales; el macho de la collalba rubia está dotado de una máscara facial negra, que según a la subespecie que pertenezcan, queda limitada a los carrillos o se extiende por la garganta.
La hembra posee un plumaje poco brillante respecto a la librea del macho.
Cuando están asustadas balancean la cola y dan golpes espasmódicos con las alas.
Para la reproducción la pareja suele apoderarse de un amplio territorio; en este espacio -en la época de celo- el macho acostumbra a efectuar un vuelo con un canto acompañado de acrobacias. El nido lo colocan junto al suelo en la hendidura de una roca, en montones de piedras o en las grietas de los muros; éste lo acolchan con pelos de origen animal, en el cual deposita la hembra de cuatro a seis huevos de color azul celeste, manchados de rojo.
La época de cría es de mayo a junio, y su incubación dura aproximadamente trece días.
Las collalbas rubia abandonan la península ibérica a finales del verano para dirigirse a sus cuarteles de invierno sudsaharianos.
Esta especie de collalba, son una de las tantas especies que son cazadas por parte del halcón Eleanor, cuando tratan de dirigirse a sus cuarteles de invierno.
la collalba rubia siempre está oteando, y se lanza hacia la presa escogida: saltamontes, mariposas, escarabajos y las bayas cuando están maduras.
Su dieta la suelen completar con otras presas de menor tamaño, como moscas, arañas y hormigas.
Aunque encontramos a la collalba rubia en toda la península ibérica, no la podremos ver en el noroeste de ésta.
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