Al borde del río, los chopos, olmos y sauces, si actuamos con paciencia, podemos descubrir los nidos en forma de péndulos del pájaro moscón.
A veces, paseando por las choperas, alguien nos apunta hacia un chopo y nos dice: ¡¿Mire que bolsita blanca hay ahí?! ¿Qué será eso? ¿Será un grupo de orugas?. Nos llama más la atención si nos fijamos que esa especie de bola que se balancea en la punta de una delgada ramilla, posee un corto tubo lateral.
Al momento, al ruido que producimos, por la boca de este pequeño tubo aparece la cabecita de un pajarillo, adornado con un llamativo antifaz negro que le cubre los ojos. Después de mirarnos con atención, el vivaracho pajarillo da un rápido vuelo y desaparece en el exhuberante follaje de la alameda.
Este pájaro reune en torno a él nueve especies en Eurasia, África y Norteamérica. Solamente una especie cría en Europa; son aves muy pequeñas con picos gráciles y finamente puntiagudos.
Tiene una longitud de once centímetros; su cabeza y garganta son gris pálida, posee un negro antifaz, y el dorso es castaño. Ambos sexos presentan el mismo color, no son dimórficos.
Cría irregularmente, desde el Este de España y Sur de Francia hasta Italia y los Balcanes; existe una abundante presencia en la cuenca del río Ebro (España).
El macho empieza a construir el nido en abril, y a veces, en mayo; la hembra da vueltas alrededor de este incipiente nido hasta que una vez aceptado el macho, ésta le ayuda a terminarlo.
De todos los nidos construídos por los pájaros europeos, éste quizá sea el más primoroso. Los pájaros moscones del trópico suelen construir un nido todavía más complicado, ya que colocan una especie de puerta en la misma entrada.
Su alimentación está basada en insectos y arañas acompañado de semillas. Este pájaro, aun siendo declarado un buen insectívoro, su consumo de semillas es mayor que el de los carboneros y herrerillos, por eso observamos que no les agrada vivir junto a ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario