Perteneciente auna de las trescientas diez especies de túrdidos, el mirlo capiblanco se incluye entre las veintitrés especies que crían en Europa. Como sabemos los túrdidos son aves terrestres de pequeño a mediano tamaño con pico bastante delicado.
Con una longitud de veinticuatro centímetros, es notablemente parecido al mirlo común. Indudablemente, el capiblanco no tiene su hábitat en las zonas montañosas.
Prefiere los bosques alpinos de coníferas, adentrándose en el interior de los pinares, sin embargo, anida también en los hayedos, y en los lindes de los bosques de baja altitud. El mirlo capiblanco se parece al mirlo negro; no obstante, es facilmente reconocible por la media luna blanca que luce en su pectoral.
No presenta un color negro tan intenso, más bien sería un pardo negruzco, y sus plumillas inferiores presentan un bordado de color blanco.
Su reclamo es un tac, tac, parecido al del mirlo común, a menudo pasa a ser un gorjeo.
En el norte cría en los páramos y montañas, en terrenos rocosos accidentados sin árboles o arbustos.
En una depresión en el suelo sitúa su nido protegido por una cornisa, o en repisas resguardadas de las inclemencias meteorológicas.
El nido en el sur lo encontramos, en las montañas por encima de los árboles, pero también se observan dentro de los árboles. Este nido es una taza muy voluminosa de hierbas, ramitas, musgo; pero mezclados estos elementos con un poco de tierra mezclada en la base, pero no tapizado de barro; es construido por ambos progenitores.
La época de cría da comienzo a mediados de abril en el sur, y en el norte a finales de mayo o principios de junio. Suelen efectuar dos nidadas, excepcionalmente. De cuatro a cinco huevos son los que deposita la hembra en el nido. Son subelípticos, lisos y brillantes, de color azul claro con pequeñas manchas pardas rojizas.
El polluelo, nace nidícola y con plumón en la espalda y en la cabeza, bastante largo y abundante. La boca es amarilla y las comisuras bucales son blanca amarillentas.
Cría en Escandinavia, en el norte de Gran Bretaña, Irlanda y en las montañas del centro y sur de Europa. Pasa el invierno en la cuenca mediterránea.
Las aves que cruzan el Mediterráneo tienen en invierno sus cuarteles en los bosques de la cordillera del Atlas, donde los he visto invernar, pero no se aventuran a introducirse en el desierto del Sahara.
Tiene un régimen insectívoro, pero en otoño e invierno consume bayas y frutas, así como lombrices y caracoles.
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