Cuando da comienzo la primavera, el macho que acaba de regresar de su cuarteles de invierno, en África; apostado en lo alto de un arbusto, deja oír su canto que es tan bueno como el de su pariente el zarcero icterino. También canta en pleno vuelo, este canto lo efectúa con gran maestría, imitando los cantos de otras aves.
El macho del zarcero común, defiende con agresividad su territorio de cría, cuando en dicho territorio aparecen el zarcero común y el icterino. Aunque el común suele habitar el mismo hábitat que el icterino; lo suele hacer en los bosques de hoja caduca, y los espacios cubiertos de maleza, parques y jardines.
El zarcero común, tiene una longitud de trece centímetros; su descripción es: Verde oliva en la parte superior y amarillo por debajo; es muy parecido al zarcero icterino, de hecho, si no nos fijamos mucho lo podemos confundir. Su canto es musical, con alguna notas asperas y el reclamo es parecido al del gorrión común.
Habita en los setos, matorrales junto a los arroyos, y en los claros de bosques. En el Norte de África, sus nidos lo he contemplados en árboles de hojas perennes -concretamente ficus-. Me subía a estos árboles y disfrutaba cómo las crías abrían sus picos y sus bocas brillaban de color amarillo fuertes, con dos manchas oscuras en la lengua; mientras los padres regañaban saltando de rama en rama, acosándome con su "cherrep".
En los nidos casi siempre habían de cuatro a cinco huevos, de color rosa mate con manchas negras. Este nido era pequeño y de construcción tosca. Contemplaba como tanto el macho como la hembra participaban en la construcción del nido. En el nido siempre se encontraba la hembra incubando.
Su dieta es muy variada; insectos, gusanos, caracoles, semillas, bayas, y las partes vegetales verdes.
Los zorzales comunes, lanzan instintivamente a los caracoles contra una piedra hasta que se rompe el caparazón y se comen su interior.
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