Cerca de Meca, se encontraba la ciudad fortificada de Taif, a la que Muhammad (la paz y las bendiciones sean con Él) puso un largo e infructuoso asedio. Tabuk, era una ciudad situada al sur de Petra, y perteneciente a los gazánidas, que a su vez eran vasallos de los bizantinos, y que fue conquistada por los musulmanes; hecho este que dio lugar a que los habitantes de Taif decidieran aceptar el islam. Durante los días que el Profeta -la paz y las bendiciones sean con Él- permaneció en Taif, muchos oasis y ciudades del norte, judíos y cristianos se sometieron, entre ellas las ciudades marítimas de Makna y Adruh o el príncipe cristiano, Yuhanna de Ayla. La plaza fuerte de Dumat Al Jandal, que era un oasis clave en la ruta de Medina-Damasco, fue conquistada por el general Kalid ben Walid.
Tenemos aquí, que durante tiempos anteriores de enfrentamientos, venganzas y guerras continuadas, cantadas en satíricos poemas hacían encender, todavía más, el ánimo de las belicosas tribus de Arabia; se veían "milagrosamente" y gracias a la inteligencia del Profeta -la paz y las bendiciones sean con Él- perfiladas a la hermandad de todos los pueblos musulmanes, podríamos llamar una umma, nación o hermandad.
Se asocian al islam tribus nuevas del centro, sur y del norte de la península arábiga, entre estas tribus se señala al grupo de los Amur ben Sasaa, que eran parte de la gran tribu de los Tamim, los Asad, y más hacia el norte los Bakr y los Taglib. Esta religión de Muhammad (la paz y las bendiciones sean con Él) tuvieron bajo su influjo a países como Irán, Baharain y Omán, así como a algunos principales del sur de Arabia los cuales abrazaron la nueva religión.
Cada día que pasaba se hacía más fuerte la unidad y la alianza entre la gente árabe, al mismo tiempo que el Corán enseñaba el respeto por todos los extranjeros, por la propiedad ajena y por todo lo diferente, cosas que hasta entonces eran desconocidas por los árabes.
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